Desde cobrar por los cubiertos hasta por el agua del grifo, pasando por abusos tan extravagantes como una tarifa por la limpieza del mantel o por entrar en el baño. Algunos empresarios de la hostelería intentan aumentar sus beneficios con prácticas que vulneran la legislación y que, en ciertos casos, representan un insulto a la inteligencia de sus clientes.
Es el caso del restaurante segoviano que acaba de denunciar FACUA por su ingeniosa idea de indicar en la carta que no cobran por el agua del grifo pero que el servicio por persona supone 4,50 euros. En la propia página web del negocio puede leerse la ocurrencia: “Servicio de agua del grifo (por persona), el agua se la regalamos”. En resumen, agua del grifo a precio de champán francés.
Tras trascender la denuncia, el testimonio del propietario de La Olma de Pedraza ha sido reclamado por numerosas televisiones, cadenas de radio, diarios impresos y digitales. “Todo lo que se sirve hay que cobrarlo”, “nadie regala su trabajo”, ha insistido una y otra vez en todos los medios donde ha aparecido Sergio Blázquez. Mientras advertía de que lo hace por “dignidad”, conminaba a los clientes que quieran agua del grifo a que vayan al baño del establecimiento para beberla en el lavabo. Tan indignante como hilarante. Tan ridículo como ilegal.
El margen de beneficio que le saca el espabilado empresario al agua del grifo es descomunal. En España, los consumidores pagan en sus viviendas una media de 0,18 céntimos por cada litro de agua. En Segovia, por cierto, es algo menos: 0,15 céntimos.
Pero para hacer la cuenta de la ganancia, el dueño del local reclama que se tenga en consideración no lo que le supone a él la factura del agua, sino el enorme coste que le representa el desplazamiento del camarero para llevarla del grifo a la mesa, el importe de los recipientes, el uso del lavavajillas y el detergente que utiliza en ellos. No descartemos que el hostelero haya valorado también cobrar un extra cada vez que a un cliente se le cae un tenedor o una cuchara al suelo y pide que le den otro cubierto.
Así que quien ve la carta y quiere beber agua renuncia a pedir su versión a 4,50 euros por comensal y opta por solicitar una exquisitez que llaman “Agua KM 0” a 2,75 euros la botella. En realidad, es la misma agua del grifo pero “filtrada y embotellada en casa”.
Castilla y León es una de las comunidades autónomas donde la legislación del sector de la hostelería obliga a servir a los clientes agua del grifo sin exigirles cantidad alguna por ello. Lo hace desde 2016 y así se lo ha advertido al dueño de ese restaurante la autoridad competente, que se expone a una sanción económica por saltarse la ley y tomar el pelo a los clientes.
Pero el derecho de los consumidores a que les faciliten agua no envasada de forma gratuita ya existe en toda España. Desde abril del año pasado, cuando se promulgó la ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular. Su artículo 18.3 establece que “en los establecimientos del sector de la hostelería y restauración se tendrá que ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento”.
En la inmensa mayoría de bares y restaurantes el agua del grifo siempre ha sido gratis. En muchos casos, te la llevan a la mesa directamente, aunque no la pidas, para después del café. Ha sido por unos cuantos empresarios tan dignos como el señor de La Olma por lo que se ha tenido que convertir esta cortesía en una obligación legal.
Publicado originalmente en El Plural.