Llamemos a Vox por su nombre: son homófobos

Hace unos días, publiqué un tuit donde afirmé que Macarena Olona cree que la homosexualidad es una enfermedad. Cientos de fanáticos del partido del odio se lanzaron a insultarme y acusarme de haber falseado la realidad porque el vídeo que inserté no recogía el contenido completo de la intervención que hizo el 18 de noviembre de 2020 en el Congreso de los Diputados la ahora candidata a las elecciones andaluzas.

Ese día, todos los grupos parlamentarios menos Vox mostraron su apoyo a una proposición no de ley de Ciudadanos para instar a prohibir las terapias de conversión de la orientación sexual y sancionar a quienes ofrezcan tratamientos para «curar» a los homosexuales, algo que hasta la fecha solo han incorporado a sus respectivas legislaciones Andalucía, Aragón, la Comunidad Valenciana y la Comunidad de Madrid.

Olona defendió su rechazo a la PNL asegurando que apoyarla supondría instar a «prohibir que los homosexuales acudan a terapia para encontrar su identidad», la que «todos tenemos como personas y que formamos a través de un proceso biológico». Tras afirmar que «la homosexualidad no es una enfermedad» —afirmar no significa creer— para intentar justificar que la medida resultaba innecesaria, apeló, como de costumbre, a la cacareada «libertad». Entre sus argumentos, planteó que la redacción de la proposición daba lugar a interpretar que se pedía la prohibición de que los homosexuales se sometiesen a cualquier tipo de terapia. Evidentemente, no planteó una enmienda transaccional para que la cosa quedase clara, sino que votó en contra al grito de «¡Dejen de meterse en nuestras camas!».

En resumen: como no están enfermos, no nos prohíban que intentemos curarlos.

Olona no ha sido la única dirigente de Vox que se ha retratado rechazando las leyes que pretenden acabar con esas seudoterapias de conversión. Su portavoz en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, fue una de las impulsoras de la Plataforma por las Libertades, junto al también parlamentario autonómico del partido ultra Mariano Calabuig y su diputada nacional Lourdes Méndez Monasterio. Se trataba de un conglomerado de organizaciones que se unió en torno a un manifiesto en el que, entre otros puntos, defendía «el derecho a la autonomía del paciente y a la libertad individual ante leyes que prohíben someterse a una terapia de reorientación de la inclinación sexual cuando se trate de revertirla a la heterosexualidad».

Recordemos: no son homófobos, solo defienden la libertad. La libertad para hacer cosas que, casualmente, son homófobas.

Estos son algunos ejemplos de las acciones y declaraciones soltadas por Vox y sus dirigentes contra el colectivo LGTBi.

En febrero del año pasado, Calabuig llamó «el diputado» y «el representante del Partido Socialista» a Carla Antonelli.

En junio de 2019, Vox dio de baja a su concejal en el Ayuntamiento de Torremolinos, Lucía Cuín, después de participar en las celebraciones del Orgullo Gay.

En septiembre de 2021, los eurodiputados de Vox —Jorge Buxadé, Mazaly Aguilar y Hermann Tertsch— votaron en contra de una iniciativa del Parlamento Europeo para exigir que las parejas del mismo sexo sean reconocidas en toda la UE. El PP se abstuvo. Era una respuesta de la Eurocámara a la homofobia de los gobiernos de Polonia y Hungría.

En febrero de 2019, el senador de Vox Francisco José Alcaraz se estrenó en la Cámara Alta vetando una declaración contra la homofobia en el deporte.

En marzo de 2019, Vox anunció el fichaje como número uno al Congreso por Albacete a Fernando Paz, que seis años antes había soltado esta perla en un debate del programa El gato al agua: «Si mi hijo dijera que es gay, trataría de ayudarle. Hay terapias para reconducir su psicología». En 2015, criticó que «hasta en Irlanda aprueban el matrimonio gay. Con la firmeza del sonámbulo, Occidente se precipita en el abismo». Tres días después, Paz dimitió quejándose de ser víctima de un linchamiento público por sus ideas.

«Estamos de acuerdo, la no discriminación está protegida por la Constitución. El problema es que en España hemos pasado de un extremo a otro. De pegar palizas a los homosexuales a que ahora esos colectivos impongan su ley». Así se quejó en enero de 2020 del poder que está alcanzando lo que ellos llaman «el lobby gay» el condenado por fraude de acreedores Iván Espinosa de los Monteros en una entrevista en el diario El Mundo.

«¿Por qué los gays celebran tanto el día de San Valentín si lo suyo no es amor, es sólo vicio?«, pregutó en un tuit en febrero de 2013 el que años después se convertiría en responsable nacional de prensa de Vox, Juan Ernesto Pflüger.

«Si no se respetan ciertas condiciones, tienen que ir a un lugar donde no se agreda a los madrileños; si ellos están dispuestos a hacer una manifestación en la calle respetando a todos los madrileños, por supuesto que lo pueden hacer, pero no es lo que hemos visto», afirmó Monasterio en junio de 2019 sobre la fiesta del Orgullo Gay en una entrevista en el desaparecido canal de YouTube La Contra TV. Y añadió: «Cuando una madre y un padre salen a la calle del portal de su casa no tienen por qué encontrarse con ese espectáculo», que calificó de «caricatura denigrante».

En 2019, Vox nombraba coordinador en Sevilla a Ángel Bordas, un excandidato de Democracia Nacional que tachó a las feministas de «zorras machorras», a un dirigente gay de IU le dijo que le gusta «poner el culito» y a los comunistas los llamó «panda de comerabos». Yo también fui objeto de sus mensajes homófobos.

«Preferiría no tener nietos de una pareja homosexual. Preferiría que si mi hijo es homosexual no adoptara». Son declaraciones realizadas en octubre de 2014 en una entrevista en El Mundo por Gádor Joya, que después pasaría a ser la portavoz de Sanidad de Vox en la Asamblea de Madrid.

Muy en la línea del pensamiento del líder de Vox, Santiago Abascal. Y no hay que irse a ningún tuit antiguo: lo dejó claro en prime time, en uno de los programas más vistos de España, en su famosa entrevista en El Hormiguero. En caso de poderse elegir, «tienen que tener preferencia la unión de un hombre y una mujer. Si hay un niño al que no le quiere nadie y lo van a adoptar dos homosexuales, yo los aplaudo”.

«El matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer», dijo Abascal en diciembre de 2018 en una entrevista en Telecinco, en El Programa de AR. «Yo solo digo que llamemos a las cosas por su nombre», añadía el líder de Vox.

Efectivamente, llamémosles homófobos.

 

Publicado originalmente en El Plural.