Ésta es la historia de la campaña de difamación emprendida contra mí por Ausbanc y Manos Limpias sobre la relación profesional que tuve hace años con el sindicato UGT-Andalucía.
En 2013, el diario El Mundo publicó que años atrás hice trabajos para UGT-Andalucía desde la agencia de comunicación que tuve durante un tiempo (además de trabajar en FACUA, desde los 18 años también lo he hecho escribiendo como freelance en varios diarios y revistas, he sido tertuliano… y cuando era adolescente trabajé de vigilante en un colegio). El citado periódico aseguró que algunas de las facturas que emití por los trabajos que realicé al sindicato fueron utilizadas irregularmente por éste para justificar subvenciones otorgadas por la Junta de Andalucía.
El Mundo no dijo en ningún momento que yo hubiera cometido ninguna irregularidad, pero un señor llamado Luis Pineda, que en los años 80 lideraba una banda terrorista de ultraderecha y que después montó un negocio jurídico y editoral financiado por la banca que se hace pasar por asociación de consumidores llamado Ausbanc, cogió la noticia e inventó que yo emitía facturas falsas. La factura que reprodujo El Mundo no incluía mi DNI, lo que según Pineda era la prueba palpable e incuestionable de que yo incurría en fraude fiscal, era un ladrón, un corrupto y mi sangre contiene el virus que provocará el apocalipsis zombie. La cosa es que mi DNI no aparecía en la factura que publicó el periódico porque el periodista lo borró, por política de protección de datos.
A partir de ahí, el señor de Ausbanc montó una campaña de difamación contra mí y contra FACUA que incluyó desde la publicación de más de 600 tuits desde su cuenta @LuisPineda_ (sí, está pelín obsesionado conmigo) hasta la contratación de una campaña publicitaria en Sevilla (donde vivo), Málaga (donde antes vivía la que ahora es mi esposa) y Jaén (donde hay muy buen aceite de oliva) mediante la que llenó las calles de carteles con mi cara, distorsionada (me parecía bastante a Khal Drogo) presentándome como un delincuente buscado por la policía, pasando por decenas de seudoreportajes de investigación para difamarme en los periódicos que edita Pineda gracias a los millones que le pagan los bancos y otras empresas.
Luis Pineda también trabaja para Manos Limpias, lo que unido a que un tipo como yo no es precisamente santo de devoción de ese seudosindicato salvador de la patria, le permitió convencerles de que presentaran una denuncia contra mí en los tribunales con la invención de las facturas falsas.
El juez que lleva el caso de las facturas de UGT-Andalucía contestó indicando que no había motivos para imputarme, pero los de Manos Limpias insistieron. Por cierto, el PP Andaluz también se sumó a Manos Limpias y pidió mi imputación. Por medio, ABC publicó un reportaje asegurando que un informe de la Guardia Civil ponía de manifiesto que yo estaba implicado en la historia de las presuntas facturas falsas emitidas por ciertos proveedores de UGT-Andalucía. Pero la realidad es que el fiscal planteó que ese informe no ponía de manifiesto irregularidad alguna por mi parte. El Ministerio Fiscal añadió que no sólo no existían indicios, sino ni siquiera sospechas sobre mi persona (ver páginas 1, 2 y 3). El juez volvió a contestar indicando que no había indicios de que yo hubiera cometido ningún fraude (ver páginas 1, 2 y 3).
Así que ahora seré yo el que lleve a Manos Limpias a los tribunales. Y al dueño de Ausbanc ya le he ganado la primera demanda. Tiene que tuitear 30 veces, durante 30 días (sí, va a ser divertido), que está condenado por difamarme.