David Cameron y Nick Clegg han decidido alumbrar el germen de la policía del pensamiento que George Orwell describía hace seis décadas en 1984.
El Gobierno británico ha anunciado una ley que le dará poder para monitorizar llamadas, correos, páginas visitadas, comentarios publicados y prácticamente toda actividad que los ciudadanos desarrollen en Internet.
La excusa es la lucha contra el terrorismo -a cualquier acto vandálico se le llamará así en breve en España- y acabar con todo tipo de delincuencia en la Red -y recordemos que muchos pretenden que alguien que comparte cultura sea considerado delincuente-.
La inteligencia británica, la GCHQ (Government Communications Headquarters) podrá requerir a todas las empresas que operen en Internet el acceso a las comunicaciones de los usuarios en tiempo real.
Los espías sólo podrán acceder al contenido de las comunicaciones con autorización judicial, pero sí tendrán el poder de identificar si un ciudadano o grupo está en contacto con alguien, cuándo lo hace y durante cuánto tiempo.
Lo harán para protegernos, ha dicho el Ministerio de la Verdad -perdón, de Interior– británico en un comunicado. En China e Irán también lo hacen para eso, ¿no?
Anteriormente se había intentado una medida similar, pero la oposición de los laboristas y la presión de las organizaciones de defensa de las libertades civiles lograron evitarla. ¿La frenarán de nuevo?
Bienvenido al comienzo de la distopía. El Gran Hermano te vigila.