Si tienes una línea móvil de prepago y la usas poco, puede que tu compañía lleve años sisándote dinero. A continuación, el fraude número 20 de mi libro, DEFIÉNDETE de #101fraudes: el del saldo que se esfuma si no hacemos que crezca.
20. El del saldo que se esfuma si no hacemos que crezca
Hay compañías de móvil que se apropian del saldo que tenemos en las tarjetas de prepago si no realizamos recargas en determinados plazos. Y lo hacen sin base legal ni justificación económica. Porque ni siquiera pueden argumentar que todos los usuarios que no recargan con las frecuencias establecidas únicamente les reportan costes de mantenimiento.
Y es que la mera recepción de llamadas ya representa una fuente de ingresos para las operadoras. Pero además, hay quienes que no necesitan efectuar recargas en los plazos estipuladas por sus compañías al no tener niveles de consumo elevados, aunque sí consumen saldo al llamar, enviar mensajes o navegar por Internet.
En cualquier caso, la práctica es ilegal. Por eso en noviembre de 2009 FACUA denunció a las tres principales operadoras. Movistar, Vodafone y Orange se quedaban con las cantidades prepagadas por los usuarios que no volvían a recargar sus tarjetas en siete, diez y trece meses, respectivamente, además de dar de baja las líneas.
El argumento: incurrían en cláusulas prohibidas por el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios al imponer “la pérdida de las cantidades abonadas por adelantado y el abono de cantidades por servicios no prestados efectivamente” (artículo 87).
En 2011, el Instituto Nacional del Consumo emitió un informe sobre el tema en colaboración con las autoridades autonómicas de consumo a raíz de una consulta formulada por la Junta de Andalucía en relación a las prácticas de Yoigo. En él concluyó que efectivamente se trataba de cláusulas abusivas.
En 2013, el INC decidió estudiar las condiciones de contratación de nueve operadores de móvil y detectó que todos incluían una o varias cláusulas por las que se quedaban con los saldos de los clientes en ciertos supuestos, sin que pudieran recuperarlos. Tras requerirles que las anularan, seis las eliminaron y los otros tres hicieron caso omiso (no reveló cuáles), ante lo que el organismo anunció públicamente en agosto que estudiaba “emprender acciones” contra ellas.
No sé cuáles son las compañías que borraron esas cláusulas de sus contratos ni si algunas de ellas siguieron aplicándolas igualmente. Pero como no quiero hacer que este texto sea eterno, voy a elegir tres, al azar, para ver qué hacen meses después del anuncio del Gobierno.
Empiezo por Movistar. No dice nada del tema en el clausulado de las condiciones generales de su contrato de tarjeta de prepago, aunque compruebo por la información que facilita en su web que se sigue quedando con nuestro dinero si no efectuamos ninguna recarga en seis meses. “El saldo caduca”, dice, como si hablara de una docena de huevos.
Ahora Vodafone. En su contrato de prepago indica que si no recargamos en diez meses, la tarjeta queda totalmente inoperativa y perdemos el número de teléfono, pero no aclara si también nos quedamos sin el saldo. Llamo a su teléfono de información comercial para consultarlo. “No dispongo de esa información en este momento”, me dice un teleoperador. Le pido que le pregunte a un compañero y me contesta que está solo. Le pregunto si entonces todas las voces que estoy escuchando de fondo están en mi cabeza y me dice que “son los vecinos”. Llamo de nuevo, la teleoperadora me da la misma respuesta (la de que no tiene la información, no la de los vecinos) y me invita a llamar al teléfono de atención al cliente. Le digo que no soy cliente y que para decidir si voy a serlo necesito ese dato. Me insiste en que llame a ese número porque allí me lo facilitarán. Lo hago: “el número marcado no existe”.
Y ya que he empezado por la primera y segunda compañías en número de clientes, voy a ver qué pasa con la tercera. Orange dice en su contrato que si no recargamos en trece meses, se produce “la pérdida del número de teléfono asignado y el saldo”. Nuestro dinero se pierde, pero entre los miles de millones de beneficios anuales de la multinacional.