«Los chinos que montan negocios en España no pagan impuestos durante los tres primeros años». Pues pagan los mismos que los alemanes.
«En España no hay entierros de chinos porque cuando mueren van a parar a las cocinas de sus restaurantes». Más allá de que en su cultura lo habitual es la incineración, hay que tener en cuenta que todavía hace poco que los chinos vienen a vivir a España y que quienes lo hacen son jóvenes. Además, buena parte de los que emigran deciden regresar a China cuando termina su vida laboral para pasar allí la última etapa de su vida.
«Los productos que venden los chinos son peligrosos». Sean chinos o españoles, los dueños de los bazares suelen comprar en España a mayoristas -muchos de ellos españoles- que generalmente trabajan con mercancía de importación. Y lamentablemente, un porcentaje de esos productos no cumplen con los estándares de seguridad europeos gracias a los más que insuficientes controles que realizan las autoridades en las aduanas.
«Nadie actúa contra los chinos que provocan el cierre de otros negocios abriendo más horas de las que la ley permite». Si no superan un número de metros cuadrados que varía en función de la comunidad autónoma, los establecimientos tienen libertad horaria. Da igual que se trate de una tienda de alimentación de barrio, un Vips o un Opencor